Según los investigadores, el grafeno, el siliceno (derivados del grafito
y el silicio), los polímeros conductores o determinados óxidos de
metales revolucionarán la electrónica de consumo, al permitir construir
baterías flexibles, procesadores más rápidos y pantallas transparentes
más finas que el papel. El belga Jan Genoe apuesta por ello. "En unos
años podremos incluir microprocesadores de plástico y pantallas hasta en
paquetes de galletas. Cogerás una, apretarás un botón en la caja y
sabrás sus ingredientes y calorías", asegura. Genoe ha dirigido el
equipo del instituto Imec de nanoelectrónica de Lovaina (Bélgica) que
acaba de producir el primer microprocesador de plástico del mundo.
Otro material de moda, el grafeno, podría acabar con el problema. Su
obtención les valió el Nobel de Física el año pasado a los científicos
Andre Geim y Konstantin Novoselov. En teoría, es el sustituto perfecto
del silicio: permite crear microprocesadores de un átomo de espesor, 500
veces más pequeños que los de silicio y 10 veces más rápidos, de gran
resistencia (el grafeno es carbono en estado puro, el material más
resistente del planeta) y flexibles."Es el único material que se puede estirar hasta un 10% de forma reversible.

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